El cuaderno pone "aprl12,2k5". El día que renuncié a mi trabajo como promotora de una relativamente oscura empresa de "asesores publicitarios", que no es más que un eufemismo para vendedores de cupones. El texto lo redacte entre el metro, y la caminata a un canal menor de televisión donde fui a llevar un curriculo, y el resto que anduve esperando (no mucho). Hacñia tiempo que había decidido transcribirlo, y hoy me puse a hacerlo. Normalmente no reviso mucho material que he garrapateado en un cuaderno, pero decidí hacerlo hoy.
¿Porqué transcribirlo y subirlo? No se...ego, vanidad... pero tambien preservarlo para la posteridad. Todavía en la red deben andar restos de mis antoiguas actividades, como posts en foros antiguos, mi primer website, mi primer fanfic subido o mi primer post de cualquier cosa. Meter algo que quiero que me inpire por los años por venir no es distinto a eso.
Siempre he dicho, y es verdad, que cuando estoy deprimida escribo más. Lo malo de esto es que casi siempre escribo sobre mi depresión, de lo mal que me siento y de lo difícil que es "desaparecerse" en este mundo donde el suicidio, aparte de inconveniente para el prójimo suele salir mal. Y yo soy cobarde para suicidarme, no sólo por lo de a dónde irá mi espíritu despues de eso, sino por la ,uy real posibilidad de que la cosa salga mal y termine, o recibiendo una charlita de "Que bello es vivir" (que, por experiencia, sólo exacerban mi malestar), o en coma a lo Terry Schiavo, con algún progenitor esperando que despierte con una visión Happy Happy about life. Y coye, que si el espíritu sigue pegado al cuerpo cuando uno está comatoso, no creo que eso sea vida decente. Hasta prefiero vivir el dolor a no vivir pudiendo hacerlo. Como decía, antes de vagar por el polémico tema de las ganas de disolverse, escribo más cuando estoy depre, y lo que escribo tiene el mismo efecto de echar ácido muriático sobre piel quemada: perforación y dolor hasta el hueso. es un círculo vicioso muy desagradable, en especial porque el propio dolor te sirve de anestésico.Sabes que te duele, pero llega un punto en que no sabes de dónde viene ese dolor, y si te pican duro en un sitio repletico de terminaciones nerviosas no sientes nada.. Es extraño esto, y aún sabiémndolo, sigo plasmando por escrito mis depresiones y desánimos, y eso no es lo que se diga sano, ni para el alma, ni para la vida. Porque verán, yo quiero escribir, pero rara vez la musa me asalta y sólo escribo en ese estado de protoeuforia que da, o con la musa prendida, o con gran alegría, o con depresión. No sé cómo crear y mantener ese hábito de escritura diaria, haya alegría, haya depre, haya hambre, haya lluvia o sol. me es difícil concentrarme demasiado tiempo en hacer algo físico: me distraigo rápido, pierdo el hilo y ese cluster del cerebro queda temporalmente inhabilidatdo. incluso este texto que he iniciado en el metro me ha sido difícil de escribir, pendiente como estoy de dónde me bajaré. Y como hago las cosas sólo por arrebatos, mi constancia es bastante escasa. sólo he podido terminar cosas, o en estado de arrebato, o por presiones temporales. estoy demasiado pegada a la última hora. Y, por raro que parezca todo, tengo confianza en mi escritura. Me gusta escroibir, incluso aunque mis ganas para hacerlo sean bajas, según que momento. Sé que por una o por otra lo que escribo parece gusta a la gente, a pesar de que sé que tengo muñetillas, vicios de escritura y otros detalles menores. ¿Y saben? A pesar de que siento que a mi escritura le hace falta un buen enchancement, me gusta la sensación de ego en asenso cuando me alaban, me gusta cuando pienso en cómo sonarán las palabras, me gusta poder dejar que la gente vea un poquito, o bastante, de los universos y personajes que nacen de las praderas de mi imaginación. Por eso es un problema escribir más cuando estoy deprimida. porque en mi interior no sólo está esta personita que siente desconfianza y tristeza a niveles abismales. Están todos estos personajes, los que se me parecen, los que son completamente opuestos a mí, los que son distintos, los que gritan, lloran y aman, los que ríen perpetuamente y los que saben que pueden sobrevivir sin echarse a lorar a un rincón; y no puedo escribirlos cuando me siento en lástima conmigo misma. Quiero escribirlos, describirlos y llevárselos a todos ustedes, los que me leen, sean mis amigos o no lo sean, sea que me conozcan o que no les interese siquiera mi nombre. Tengo a toda esta gente bullendo en mi interior clamando por salir, clamando por tener una historia, su historia, puesta en negro sobre blanco. Y, sinceramente, no puedo hacerlo si sólo escribo cuando me siento mal. Debo aprender a escribir todo el tiempo, si quiero conseguir empleo en ese campo, porque en ventas, dónde estoy ahora, no me veo con mucho futuro. Tal vez en el mundo de la escritura llore más, me deprima más, sufra más, los rechazos sean más duros. Pero a diferencia de promover servicios de cupones, yo si le tengo confianza a lo que escribo y amo lo suficiente a mis historias como para defenderlas a morir. Se que soy capaz de escribir el próximo gran best seller, la próxima gran telenovela, muchas películs on Oscares y grandes premios a mejor guión. Debo ponerme a eso. Lo haré. lo estoy haciendo. Lo hago. Ya.
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